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Notas de un lector de tebeos

La saga de la tablilla

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La saga de la tablilla

Una de mis historias favoritas de todos los tiempos de Spiderman es la Saga de la tablilla. La causa de esto es que tiene una serie de ingredientes que la hacen muy interesante. La primera es digamos la modernización icónica de los personajes, tanto en el aspecto gráfico, por señalar algo, el peinado a la permanente de Mary Jane o bigote de Harry a lo Fumanchú, y por otro lado una serie de personajes mas o menos comprometidos con causas mas o menos loables, como el activista Josh, y su lucha por conseguir dormitorios para alumnos con menos recursos. El activista Josh se llevará el apoyo de Randy Robertson,  personaje bastante irrelevante en la serie. En cuanto al elenco de personajes de «apoyo» cobran bastante protagonismo el capitán Stacy y el propio Robertson. Y los tebeos empiezan a ser un reflejo de el descontento de la juventud a finales de los años sesenta.

En cuanto a los villanos y superpersonajes, entran y salen muchos, pero sobre todo el Kingpin está presente durante la fase inicial, luego el Shocker, Mercurio y la Maggia con Silvermane y el Hombre Montaña Marko, estos dos últimos son los personajes mas interesantes. Bueno, realmente esto no es lo interesante, lo interesante es el desenlace final, en el que John Romita realiza una bellísima secuencia mientras Silvermane se va rejuveneciendo hasta que literalmente es borrado del mapa, en ese momento cierra con una viñeta  compuesta en la que se aprecia la expresión de pesadumbre de Spiderman, en lo que se puede expresar un superhéroe disfrazado, mientras que en un aparte dice Y el premio será suyo… eternamente. Un conjunto para mí capaz de rivalizar dignamente con la clásica imagen de Romita padre del disfraz abandonado en la basura, quiero decir que el traje tirado en la basura no es lo único que dibujó Johnny Romita.

Este podría haber sido un mas que digno colofón para un villano como Silvermane, desgraciadamente, lo malos guionistas resucitan continuamente a estos personajes, demostrandonos lo mediocres que pueden ser. Está de más la parodia esa robotizada de los años 80 en las colecciones auxiliares del personaje. Mediocres guionistas.

 

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